viernes, 29 de mayo de 2015

TEORÍAS DEL RESTAURO: Gestión del patrimonio en la Edificación.

En el tiempo que estuve presente en la charla organizada por ADIP y Patrimonio La Isla (poco a mi pesar por cuestión de tiempo), La compañera y moderadora Yolanda Muñoz habló sobre el avance en la historia referente a la gestión del patrimonio. En este sentido dentro de mi proyecto, hago un breve resumen de las diferentes teorias, llegando a la conclusion de como voy a actuar dentro del este modelo preventivo. Lo transcribo tal como esta redactado:



          Antes de comenzar a redactar el proyecto fin de grado, el autor debe de hacer hincapié en la base fundamental del tema propuesto: el modelo preventivo. Independientemente en qué se enfoque este modelo (en nuestro caso las casas salineras), hay que tener claro donde comenzó esta idea de mantener y prevenir las actuaciones a llevar a cabo en un edificio, y cómo ha evolucionado a lo largo de la historia hasta la actualidad.            La restauración como disciplina ha existido desde siempre en el campo de la edificación. Un ejemplo claro son las actuaciones en la edad media sobre templos clásicos que se fueron adaptando a las nuevas tendencias arquitectónicas.  Llegando a finales del siglo XVIII, se genera la conciencia del testimonio del pasado que son los monumentos y surge la primera teoría científica de restauración: el RESTAURO ARQUEOLOGICO. Pero la primera teoría de la restauración propiamente dicha y la aplicación de la misma surgen en el siglo XIX, con Viollet-le-Duc[1], cuyas teorías y obras realizadas sentaron las bases de lo que se ha denominado RESTAURO ESTILISTICO que planteaba como tesis fundamental la conservación de la unidad de estilo del monumento sobre el que se actúa.

            Esta teoría se enfrentó con la de John Ruskin[2], que defendía que la ruina es consecuencia lógica del transcurso del tiempo y que por tanto el mundo solo podía contemplar su decadencia sin actuar. Esto dio lugar a lo que se conoce como el RESTAURO HISTORICO, defendido por Luca Beltrami[3]. Esta teoría defiende las intervenciones que son limitadas exclusivamente a las áreas y/o elementos que pueden documentarse. En esta época también se lanzó la denominada RESTAURO MODERNO por el italiano Camillo Boito[4], que defiende la restauración arqueológica y también proyectual buscando recuperar el edificio-monumento de una cultura muerta para cumplir una necesidad contemporánea.

            Esta última evoluciona y se perfecciona dando lugar a la RESTAURACION CIENTIFICA, defendida por Giovannoni[5], con dos principios fundamentales: una clara distinción entre lo auténtico y lo restaurado y una documentación exhaustiva de la totalidad del monumento con independencia del periodo histórico al que pertenecen.

            Estas tres grandes corrientes del restauro (histórico, moderno y científico) son discutidas y concretadas en la llamada Carta de Atenas (1931) y Carta del Restauro (1931), cuyas conclusiones se decantan claramente por la restauración científica.

            La Carta de Atenas, por su claro valor social y aceptación generalizada, pone de manifiesto la disonancia entre teoría y realidad. Las distintas propuestas se plasman en intervenciones muy diversas en sus contenidos y en 1964 ve la luz la llamada Carta de Venecia, documento igual que la Carta de Atenas. Esta contiene las conclusiones de un congreso de expertos conservadores y restauradores que ponen fin al periodo anterior conocido como RESTAURO CRITICO defendido por Roberto Pane[6] y Cesare Brandi[7].

            Las políticas urbanísticas posteriores han propiciado de forma general intervenciones en los espacios públicos tendentes claramente a su conservación y mantenimiento, en un plano de igualdad e incluso de mayor exigencia que con respecto al monumento aislado. Esta tendencia está respaldada en la declaración de Ámsterdam (1975), que asume íntegramente la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico. 

            Los principios de esta declaración, unidos a los fundamentos básicos de la restauración científica han conformado la restauración actual que concreta en los siguientes puntos que actualmente se consideran necesarios:
-          Reconocimiento del estado actual.
-          Estudios históricos y arqueológicos de lo que debe restaurarse para llegar al conocimiento profundo del elemento a restaurar.
-          Adoptar las necesarias precauciones en función de los análisis previos y de las conclusiones derivadas de aquellos.
-          Soluciones constructivas que deben adoptarse.

            Este es el marco teórico de partida del proyecto, los cuatro puntos que acabamos de definir serán la base de trabajo del presente proyecto. Con esto se llega a una conclusión de modelo preventivo para el conjunto de las casas respondiendo a la siguiente cuestión: ¿Cómo prevenir haciendo la mínima actuación? Es decir, conservar y mantener un conjunto de edificios o uno en concreto con una serie de actuaciones mínimas, fundamentados en el estudio del modelo preventivo.


[1] Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (París, 27 de enero de 1814 - Lausana, 17 de septiembre de 1879)[2] John Ruskin (Londres, 8 de febrero de 1819 - Brantwood, 20 de enero de 1900)[3] Luca Beltrami (Milán, 13 de noviembre de 1854 - Roma, 8 de agosto de 1933[4] Camillo Boito (Roma 30 de octubre de 1836 - Milán 28 de junio de 1914)[5] Gustavo Giovannoni (1873 – 1943)[6] Roberto Pane (Tarento, 1897 - Sorrento, 1987)
[7] Cesare Brandi (Siena, 8 de abril de 1906- Vignano, 19 de enero de 1988)

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